Solo un verano después, el equipo italiano ha cuadriplicado el precio del jugador, que le ha costado 9 millones de euros a la Atalanta. Ya sin la figura balsámica de la reina, y con un Carlos III que, tras toda una vida esperando su momento, es recibido con un cierto recelo y habrá de demostrar que está a la altura de la misión que le espera.