En la temporada 1985/86, sin poder económico, el club lució como primer espónsor en sus camisetas la imagen de la Caja de Ahorros de Valencia. La temporada 1984/85 el entrenador siguió siendo Roberto Gil, hombre de la casa y exfutbolista del equipo, ya que la situación económica no permitía mucho más. El final no pudo ser más tenso porque en la última jornada el equipo recibía el 1 de mayo de 1983, siendo colista y casi desahuciado al descenso, a un Real Madrid al que le bastaba un empate para proclamarse campeón mientras que el Valencia necesitaba la victoria y una carambola esperando las derrotas de Racing, U. D. Las Palmas y Celta.