Entre los supervivientes se encontraban el mánager, Matt Busby, la joven promesa Bobby Charlton, el defensa Bill Foulkes y el guardameta Harry Gregg. A pesar de ello el Liverpool supo frenar el juego rival, sin problemas en su defensa y con un gran peligro en sus jugadas de contraataque, con las que pudo haber marcado más de un gol antes del descanso, tras un par de remates a los postes.